El tema principal de la obra gira en torno al acoso que sufren los “bárbaros” que viven tras las fronteras del imperio civilizado. El autor, sudafricano blanco, vivió el Apartheid (de hecho, esta obra fue escrita en 1980, mientras reinaba este sistema de segregación racial) e identifica a estos bárbaros con la raza negra, realizando una reflexión sobre el horror de esta época. Además muestra cómo una mentira, como es el supuesto riesgo que suponen los bárbaros para el imperio, se convierte en una verdad para el pueblo, que se atemoriza y cree lo que las autoridades dicen. Este acoso es consecuencia directa del racismo, que no es otra cosa que el miedo a lo diferente y a lo desconocido.
El primer hecho que muestra esto en la novela es la llegada del ejército del imperio al poblado, alegando que los bárbaros son los culpables de un robo. El ejército los interroga uno por uno utilizando la tortura de forma repetida. De esta forma queda claro que los bárbaros no son bien recibidos por el gobierno central del imperio. No se menciona explícitamente en qué contexto llegan estos guerreros ni quién los envía. El protagonista, que es quien ejerce de narrador, es el magistrado del poblado e intenta convencer inútilmente a los militares de que los bárbaros no suponen ningún peligro y que mantienen relaciones comerciales con ellos en ocasiones sin sufrir ningún peligro. Más adelante, el magistrado será aprisionado por mantener contacto con los bárbaros, cuando intenta devolver a una mujer a su pueblo.
La propia existencia de los bárbaros atemoriza al pueblo. Este miedo es ilógico, ya que los bárbaros no suponen ninguna amenaza militar ni perjudican al imperio de ninguna manera, y se debe únicamente al desconocimiento. Sin embargo, el pueblo se contagia del odio a los diferentes y, de hecho, participa en la lucha contra ellos, como cuando unos bárbaros fueron aprisionados y algunos ciudadanos ayudaron a torturarlos. Este miedo es provocado por los gobernantes del imperio, que es probable que al destruir al pueblo bárbaro obtengan alguna recompensa. Estos aspectos no se mencionan en el libro, pero es de suponer, ya que los bárbaros son un pueblo que de por sí no suponen un riesgo para el imperio, y la guerra sólo se realiza si alguien obtiene beneficio en ella. Esto quiere decir que el factor del miedo a lo diferente es utilizado con astucia por los jefes del imperio para lograr su objetivo controlando a la población y contando con su apoyo en la ofensiva.
Este no es un hecho aislado en el contexto de Sudáfrica, sino que es algo que ocurre en otros lugares también. El miedo a lo diferente es muy contagioso entre la población e incluso en países como Noruega, algunos partidos políticos han utilizado el temor hacia el inmigrante para ganar votos, asociándolo con el terrorismo, que preocupa mucho a los noruegos tras el asesinato de 69 personas a manos de un ultraderechista en la isla de Utoya.
En conclusión, el miedo a lo diferente es un arma muy poderosa que, usada con astucia, puede provocar conflictos a gran escala porque involucra al pueblo directamente y aísla al enemigo. La mejor manera de evitar estas situaciones es la educación adaptada a los nuevos tiempos de interculturalidad, el acercamiento a otras culturas mediante el viaje y la tolerancia hacia lo diferente.
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